Teletrabajo, quiero y no puedo

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teletrabajo Este post es colaboración de Rubén Alonso, Ingeniero software centrado en el mundo de las Rich Internet Applications: Flex.

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¿Tele… qué? ¿Eso existe? Pues sí, resulta que se puede trabajar a distancia, y no digo simplemente desde casa, sino desde cualquier lado del mundo mientras tengas conexión a Internet, porque gracias a los dispositivos móviles (portátiles, tablets, móviles…), hoy por hoy, esto es posible. Y no sólo es posible, si no que es recomendable 100%. ¿Que por qué? Hagamos una lista de pros y contras, a ver qué sacamos en claro: Pros
  • Horario flexible, ya que normalmente en vez de adaptarte al horario laboral será el horario laboral el que se adapte a ti, aunque es aconsejable seguir unas pautas horarias.
  • Conciliación familiar y profesional, permitiéndote así cuidar de los niños o los abuelos, hacer tareas de la casa, realizar gestiones personales, etc., a la vez que llevas a cabo tu trabajo.
  • Comodidad, bienestar y, por consiguiente, productividad, porque puedo asegurar que cuando te encuentras a gusto, trabajas más y mejor. Saber que te levantas de la cama y ya has llegado a la “oficina” sin atascos ni tiempos perdidos… ¡eso no tiene precio!
  • Salud, porque estando en casa no pillas los constipados que te podrían contagiar los compañeros o directamente no estás con la chaqueta puesta dándote el aire acondicionado en la cara en pleno agosto a las 5 de la tarde.
  • Etc., etc. y muchos etcéteras más que se podrían poner y que no pongo porque antes se me acabaría la batería del portátil.
Contras
  • Consumo, ya sea de electricidad, agua, gas... Porque está claro que lo que no gasta la empresa por ti en la oficina, lo gastas tú en casa. Aunque esto, según el caso, puede estar contrarrestado por lo que te gastarías, por ejemplo, en el transporte a la oficina (gasolina, billetes de autobús, etc.).
  • Relaciones sociales en el trabajo, porque estando en casa, a no ser que te comuniques por medio del Skype o similar con los compañeros, vas a perderte esa convivencia que te suele hacer tan llevadero el día… ¡o no, según la compañía!
  • Desorientación de prioridades, esto se debe a que en casa no te enteras de los chismorreos “extra-oficiales” sobre el proyecto, que normalmente te enfocan las partes más o menos importantes del mismo, y que por regla general no te dice tu jefe en un e-mail o una conferencia vía Skype.
  • Etc., etc., pero seguro que menos etcéteras que en los pros, o por lo menos no tan importantes como para ver menguada la calidad de vida que da el teletrabajo.
  Muy bien, ya sabemos que existe, que es viable y encima que es una maravilla… ¡¿Dónde está el truco?! Pues esa es la clave, que hay que saber dónde está, es decir, que el teletrabajador se hace, no se nace. Por desgracia y a groso modo sólo hay dos formas de hacerse teletrabajador: autónomo o por cuenta ajena. Actualmente yo me encuentro en esta segunda opción, y la verdad es que no puedo quejarme, ya que tengo las ventajas -y desventajas- implícitas de trabajar por cuenta ajena y las que ofrece el propio teletrabajo. La otra opción, hacerte autónomo, por supuesto te da todavía más libertad y flexibilidad en tu trabajo, y quizá sea la opción del teletrabajador por antonomasia. Si eres de los míos, y prefieres que sean otros los que tomen las riendas de la empresa para enfocarte concretamente en tu trabajo desde un punto de vista más técnico y no hacerte autónomo, ¡entonces sólo tienes que buscar en Internet un puesto de teletrabajo! No, es broma, no lo vas a encontrar, lo siento. O por lo menos en España será como encontrar una aguja en un pajar. Cierto es que muchas empresas ofrecen teletrabajo, pero no lo ofertan, y es una pena. Aún en el siglo XXI mucha gente cree que teletrabajar es sinónimo de “teleNOtrabajar”, y ahí reside el mayor problema. No hace mucho recibí una llamada para ofrecerme un puesto de trabajo en el que me comentaban que tenían varios proyectos donde podía encajar mi perfil. Les pregunté: “- ¿Cabría la posibilidad de teletrabajar en alguno de ellos? - Claro, por supuesto, no habría problema por eso. - ¿Ah no?, qué bien, porque suele ser difícil encontrar una empresa que permita trabajar desde casa. - ¿Trabajar desde casa? -se oyen risas-. ¡Ah se refería a eso! Uy no, qué va, eso es imposible. - ¿Y a qué se refería usted entonces? - Uhmm… no sé… - …” Pero esta nociva idea del teletrabajo no sólo se encuentra en el mundo laboral, sino en la sociedad española en general, porque eso de trabajar a gusto… como que está mal visto. Cuando les comenté a mis familiares y amigos que la empresa me ofrecía el teletrabajo lo primero que me preguntaban era: ¡¿y te pagan lo mismo?!” Así que si crees que tu trabajo actual se podría realizar en esta modalidad y te ha picado la curiosidad, no lo dudes, habla con tu jefe y coméntale la idea, pero haciéndole ver que no sólo es por tu beneficio, si no por el de la propia empresa, y efectivamente así será. ¿Sabes la cara que pones cuando llaman a casa para venderte una aspiradora o una enciclopedia? Pues será la que ponga tu jefe cuando le digas la palabra mágica: teletrabajo. Aquí es donde te acordarás del título de ese artículo que leíste en Internet y que hablaba maravillas del teletrabajo… En ese momento sacarás pecho y empezarás la ardua tarea de provocar un cambio de mentalidad empresarial sobre la persona que tienes delante. Deberás mostrarle que efectivamente la empresa ahorrará costes en electricidad, espacio, agua, teléfono, etc., a cambio de una mayor productividad en tu trabajo, porque está científicamente probado que el trabajador que se encuentra a gusto rinde más. Como todo esto le sonará a cuento de hadas, no hace falta forzar la situación, bastará con comentarle que se puede probar paulatinamente empezando por teletrabajar un día a la semana e ir aumentando los días según pasen las semanas hasta crear un equilibrio oficina/casa como permita tu proyecto, según el caso de cada uno. Con el paso del tiempo, tú y tu jefe os iréis dando cuenta de que hay muchos días que habrás ido a la oficina para nada, y por tu parte esos días seguro que te han cundido menos. Cuidado, no todo el mundo vale para el teletrabajo, hay quien necesita más disciplina de oficina para no despistarse de su labor y hay quien sabe ser tan profesional o más desde casa que desde la oficina. Con suerte, si empezamos a educar a nuestra sociedad en esta materia y se lleva a cabo una regularización de verdad sobre este tipo de contrato laboral, llegará un día en que recibiremos llamadas de ofertas de trabajo sin que se rían cuando les hablemos del teletrabajo. ¡Ánimo teletrabajadores! Foto Flickr

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